viernes, 24 de julio de 2009

El agujero del infierno; de Adrian Ross (1914)

Arthur Reed Ropes o Adrian Ross, catedrático de Cambridge, fué principalmente conocido por escribir infinidad de canciones para comedias musicales inglesas de finales del XIX y principios del siglo XX. Su obra de ficción se reduce a El agujero del infierno (1914), obra alabada por Ramsey Campbell como "Una de las primeras obras maestras de terror sobrenatural", y quien la rescató del olvido reimprimiéndola en su selección Uncanny Banquet (1992).
El agujero del infierno toma elementos clásicos del terror gótico: La importancia del ambiente como proyección de la psicología de los personajes, el misterio de un pasado sombrío que persigue a los protagonistas, la damisela perseguida, el tenebroso villano e incluso el castillo medieval. La obra, que Ross dedicó al gran M.R. James, nos sitúa en la región de Deeping Hold en la Inglaterra de mediados del XVII, imbuída aún en la guerra vivil inglesa que enfrentaba a los monárquicos y los parlamentaristas. En general la novela tiene cierto regustillo de terror sobrenatural quizá por la contínua presencia de un misterioso monstruo que, según las leyendas, habita entre el fango y el lodo de Deeping Hold, y que está emparentada a una antigüa leyenda que dice que cuando el conde de Deeping venda su alma al diablo, lo que habita el agujero le robará su cuerpo y alma. Se suceden pues, a través de este malvado estigma, una serie de terribles sucesos que, de forma inquebrantable, llevan a la perdición del Conde y quienes le rodean.

Apesar de que la historia resulta atrayente en un primer momento, tanto la cargante personalidad del héroe puritano bajo cuya mirada observamos los acontecimientos, como por la aburrida y soporífera prosa de Ross, hacen que la novela se me haya hecho pesadísima. De hecho pienso que si el autor hubiese optado por un relato corto en vez de una novela todo quedaría mejor. El caso es que el resultado no me llega a convencer. El ambiente queda soterrado a una descripción ambigua de los páramos que rodean el castillo, los personajes son solo esbozos superficiales y quedan cabos sueltos en la historia que, tal vez, hubiese estado bien trabajar más.

En fin, no se puede comparar esta novela con los grandes cultivadores del género del terror o la ghost story, ni con Hodgson ni con Lovecraft ni, por supuesto, con mi amado M. R. James. Se queda varios peldaños por debajo.

domingo, 12 de julio de 2009

Crímenes célebres; de Alejandro Dumas -Padre- (1839-1840)

Alejandro Dumas, el padre no el hijo, aquel francés famoso autor de "Los tres Mosqueteros" (1844) , "El conde de Montecristo" (1845) o "El tulipán negro" (1850), escribió entre 1839 y 1840 una serie de dramatizaciones basadas en hechos históricos a los que dió título de Crímenes Célebres. En ellos describía con sumo y gustoso detalle los pormenores de varios crímenes perpetrados a lo largo de la historia europea.

En el volúmen que he podido leer recientemente: "Crímenes célebres" de la colección gótica de la editorial Valdemar, pueden encontrarse sólo tres de éstos relatos. Quedaron fuera de la selección otros como: Los Borgia, Carlos Luis Sands, María Estuardo, El mariscal Murat o Los Cenci. Los relatos elegidos fueron: La marquesa de Brinvilliers, Urbano Grandier y Vaninka. Habría que preguntarse por qué estos relatos fueron incluídos dentro de una colección gótica, cuando ni contenido ni estilo ni autor pertenecen al género. A ese respecto diría que simplemente por el hecho de poder leer pasajes tan intensa y brutalmente narrados como los del suplicio y las torturas de La Marquesa de Brinvilliers o Urbano Grandier ya merece, por sumo derecho, estar en esta colección, aún sin formar parte de éste género.

De los tres relatos me quedaría, sin duda, con los dos primeros; los ya citados La marquesa de Brinvilliers y Urbano Grandier. El primero nos describe las andanzas de La marquesa y su amado, y cómo éstos van experimentando la ciencia del veneno en todo aquel desdichado que se fuese cruzando en su camino de vanidad y poder. El relato cuenta con sumo y excesivo detalle el camino hacia la redención y suplicio de la Marquesa. El segundo relata la historia del sacerdote Urbano Grandier, de cómo era envidiado por parte de la iglesia y de cómo algunos sacerdotes se las ingeniaron, con la ayuda del cardenal Richelieu, para quitárselo de enmedio urdiendo un maquiavélico plan que incluía el exorcismo de varias monjas supuestamente influidas por la magia de Grandier. Resulta sobrecogedor leer las torturas y los suplicios a los que fué condenado, así como su terrible muerte. Los criminales en este caso fueron precisamente los jueces.

Vaninka, el último de los relatos incluidos en el volumen, relata cómo el orgullo excelso de una mujer rusa le lleva a cometer el crimen, primero sin querer, y después a propósito para tapar su error.

Para acabar simplemente decir que resulta interesante leer estos elaborados relatos, aunque hay que apuntar que resulta tedioso ver como Dumas los inflaba de páginas contando detalles que no tienen excesiva relevancia y resultan harto aburridos. A pesar de ello es súmamente embriagador leer estas truculentas historias hoy en día, sobretodo sabiendo que en ellas hay mucho de cierto.

Estoy desnudo; de Yasutaka Tsutsui (2009)

Autor de culto en Japón, Tsutsui pronto podrá serlo también en España gracias a las magníficas ediciones de Atalanta. Si el año pasado nos sorprendían con la colección de relatos de "Hombres salmonela en el planeta porno" (2005), éste ya nos han gratificado con "Estoy desnudo", otra colección de sus mejores relatos, ésta vez elegidos personalmente por el propio Tsutsui.

Generalmente se le considera autor de ciencia-ficción y ha sido galardonado con multitud de premios a lo largo de su carrera. Entre su extensa obra que recoge tanto novelas como relatos cortos desde 1965, hay que destacar también su influencia en el cine, el anime y el manga, pues varias de sus obras han sido adaptadas a esos medios: "Toki o Kakeru Shōjo"(La chica que saltó a través del tiempo) de 1967 fué adaptada tanto a película como a serie; "Paprika" (1993) fué adaptada a anime por Satoshi Kon en 2006.

La colección de relatos de "Estoy desnudo" recoge ocho cuentos, en su mayoría satíricos. En todos descubrimos cómo Tsutsui realiza una pormenorizada autopsia a la comunicación humana, tanto la que usamos con los demás como la que usamos con nosotros mismos (la línea del pensamiento). Este estudio está barnizado con una gruesa capa ácida que transforma el significado, dando al texto una vibración exagerada y con una dimensión diferente a la humorística. En "estoy desnudo" asistimos a cómo un hombre va quedándose desnudo ante la mirada de una ciudad: bajo el vestido de historia cómica (realmente graciosa) observamos cómo la desnudez se ha convertido en un monstruo, una obsesión pesadillesca para una sociedad artificial de ojos. Desde el punto de vista de quien queda desnudo el mundo queda reducido a un millón de ojos aseverantes: un mundo psicótico. Realmente es un mundo que se parece al de P. K. Dick, una realidad asfixiante que juzga y es amenazadora. En la misma línea los relatos "Maneras de morir" que describe la aparición de un Oni (un demonio) en una oficina y de cómo reaccionan ante él sus ocupantes; o "La ley del Talión" que describe la reacción extrema de una víctima y de como se transforma en agresor; o "La embestida del autobús loco" en la que directamente se nos hunde en la visión de un hombre multipoblado de 18 personajes: una perfecta visión de la escisión de conciencia por una colección de concienciaS.

También queda lugar para que Tsutsui nos describa primeros contactos con seres desconocidos (ya sea un alienígena o ya sea una mujer). En "El peor contacto posible" y "Articulaciones" se nos muestra las reacciones de un hombre ante la dificultad para comunicarse con seres de otros planetas, y en "El día de la pérdida" se trata el tema de la pérdida de virginidad de la misma manera: la mujer es un ente absolutamente desconocido: y el personaje no sabe cómo tratar con ella.

En todos ellos podemos seguir un rastro, un núcleo común: la visión psicótica del mundo bajo el relato humorístico. La radicalidad de una visión donde apenas hay libertad: todo está sesgado por la visión "del otro", la mirada del superyo freudiano (el que dicta lo que "se debe hacer"). Donde el Yo queda reducido a escombros. ¿Tal vez una crítica a la visión japonesa de la realidad? Tal vez. Ya sea esto o no, Tsutsui nos conmueve con el extremismo de sus historias.

Recomiendo fervientemente este libro, todo un descubrimiento. Un libro en el que cada relato golpea directamente en el bajo vientre de quien lo lee, una visión que combina la mordacidad con la crítica de una manera perfectamente entrelazada, y que escarba de manera magnífica bajo la piel de la humanidad. Espero que Atalanta siga publicando más joyas de éste autor. Ni que decir tiene que en breve caerá "Hombres salmonela en el planeta porno".