sábado, 31 de octubre de 2009

Harzac, El asesino de un mundo, Los ojos del gato; de Moebius


El dibujante francés Jean Giraud adoptó el nombre de Moebius allá por los sesenta, tal vez en un intento de crear un campo para la exploración de nuevos caminos propios. Tomado del famoso matemático alemán inventor de la famosa cinta de Möbius, diferenció los comics realizados bajo el nombre de Jean Giraud (Blueberry) de los que comenzaría a dibujar como Moebius. Bajo éste seudónimo crearía grandes obras de ciencia-ficción y fantasía para el comic amparado en un estilo mucho más experimental.

Durante los últimos días he sufrido (o más bien disfrutado) de una especie de fiebre obsesiva en relación a los comics de Moebius. He leído multitud de ellos, buscando y rebuscando aquí y allá en una placentera investigación mística de espacios y tiempos.

Harzac.
Harzac, publicada en la revista Métal Hurlant entre 1975 y 1976 combina cinco historias cortas e independientes: Arzach, Harzak, Arzak y Harzack. En todas aparece siempre el mismo protagonista: un jinete montando una especie de pterodáptilo que sobre vuela o explora un mundo extraño. Las escenas mudas, el planeta fantástico de ambiente onírico, y el magnífico color de los dibujos, nos hacen disfrutar al máximo con estas historias donde lo más maravilloso y fascinante es el ambiente que logra recrear Moebius. Una auténtica perla salvaje, sin duda.

El asesino de un mundo.
Se nos presenta a un misterioso viajero del espacio que recala con su nave en un amigable planeta. Allí descubre tras un despeñadero un recóndito escondrijo para una seta gigante que... ¡Habla!. Esta pequeña historia con ecos simbólicos del pecado original se me hace un bocado maravilloso y sencillo. Qué fácil parece, leído del maestro Moebius, hacer que algo parezca sencillo y profundo a la vez. Ignoro cuando la dibujó.

Los ojos del gato.
Esta hermosa y terrible obra se enmarca entre aquellos trabajos que realizó junto a Jodorowsky. Este es de 1978. Todo un monumento poético, a mi modo de ver. Un hombre asomado a un balcón de un gran edificio observa una ciudad vacía, holocáustica, a sus pies. El comic alterna imágenes estáticas con imágenes en movimiento para darle un fuerte carácter al tiempo y dando un ritmo especial a la voz del hombre. Así quedan muy medidos los segundos y silencios. De alguna manera ésta historia me recuerda mucho a algunas de Thomas Ott, repleta de sadismo.

¿Es bueno el hombre?
Este álbum incluye seis historias cortas a todo color que Moebius realizó entre 1974 y 1980. Se incluyen "¿Es bueno el hombre?", "Doble evasión", "Ciudadela ciega", "Balada", The long Tomorrow" y "El universo es muy pequeño". Todas las historias son magníficas y disfrutables, pero hay que resaltar por encima de las demás "The long tomorrow", que Moebius realizó con el guión de Dan O'Bannon. Esta historia de ciencia ficción, de ambientación magnífica (a lo cine negro) y excelentes dibujos, nos deja con ganas de conocer más sobre esa extraña ciudad-edificio del futuro.

Garras de ángel.
Otra colaboración con Jodorowsky. Creo que es de 1994. Esta vez los dibujos de Moebius son solo el soporte para acompañar unos textos místicos y pornográficos del chileno. La obra nos habla en clave lírica sobre el paso hacia la madurez de una niña a través del descubrimiento del mundo mediante el sexo. Los textos son profundamente bellos y los dibujos de Moebius embriagadores. Toda una curiosidad: Sado-masoquismo, la exploración de la relación materno y paternofilial, el aprendizaje y aceptación del sexo, las líneas divisorias entre el cuerpo y el alma...


domingo, 25 de octubre de 2009

El agente secreto; de Joseph Conrad (1909)

Conrad partió de un hecho histórico singular a la hora de escribir ésta novela: El fallido atentado del anarquista francés Martial Bourdin en el Observatorio de Greenwich (en Febrero de 1894), al que le estalló la bomba encima de manera prematura. Conrad se inspiró en el hecho, pero lo modificó a su gusto, sin incluir personajes reales, y construyendo una estructura muy definida de hechos, personajes y motivaciones de cada uno de ellos. No es extraño que la novela esté dedicada al gran padre de la ciencia ficción H.G. Wells, pero veo en ello un símbolo.

El máximo protagonista de la novela es su especial relatividad temporal: Sus ir y venir en el tiempo, antes y después de un vértice, de un hecho concreto. Alrededor de ese punto se crea toda la novela de Conrad. Todo confluye y diverge a partir de un momento preciso de la historia: La explosión de una bomba. Incluso los personajes se convierten en muñecos movidos por esas manos del tiempo. No hay protagonistas visibles e individuales que destaquen unos de otros, son todos objetos movidos antes y después por la acción de la consecuencia. Los personajes, de esta manera construidos, se convierten en fichas especialmente colocadas para que, al caer, produzcan una u otra consecuencia en las fichas que tienen a su lado.

Así, el agente secreto (el anarquista Verloc) es espoleado por una misteriosa embajada para realizar acciones "contundentes" contra un emblema moderno de la ciencia moderna: El observatorio de Greenwich. Anarquistas de un lado, y la policía londinense por otro, mueven sus diferentes fichas tras el atentado. Cada capítulo nos muestra la visión subjetiva de cada uno de los personajes implicados en la historia: El señor Verloc, la señora Verloc, Ossipon, el anarquista Michaelis, el comisario, el inspector jefe Heat... Poco a poco se nos van mostrando intereses, secretos y pasiones que ignoramos en un primer momento, y el puzzle final nos muestra una imagen terrible.

El trasfondo, y casi la anécdota, es el fallido atentado terrorista de un grupo de anarquistas contra el Observatorio de Greenwich, en Londres. Las ideas, esos entes inmateriales y a veces sin sentido, son la envoltura superficial de una historia terriblemente humana y de gran hondura psicológica. Como dijo el propio Conrad es una narración con ambiente innoble y miseria moral. Más en primer plano se nos sitúa el dolor y la convulsión que ocasiona en la familia del anarquista, y más concretamente en la señora Verloc. El capítulo que nos relata su dolor es uno de los fragmentos más intensos y terribles que haya podido leer, y cuya lectura ya justificaría la lectura completa del libro.

Reseñas anteriores de Joseph Conrad:

El empalmado loco- Pesadilla blanca y otras historias cortas; de Moebius (1972-1978)

Hay quien dice que en esto de la ilustración de los comics existe un antes y un después tras Moebius (seudónimo de Jean Giraud). La manera que tuvo (y aún tiene) de concebir y crear mundos fantásticos, dotados de plasticidad y belleza estética, tuvo una brutal influencia no sólo en el mundo del comic, sino también en el cine. Para el tebeo donó obras tales como el western Blueberry junto a Jean-Michel Charlier (desde 1965), Arzach (1974-1975), El garage hermético (1976), o El Incal junto a Jodorowsky(1980-1988).

Esta recopilación de historias cortas reune:

-Pesadilla blanca
-Absoluten blindaden
-Cuento de navidad
-La tarta de manzana
-Hay un principe azul en Fenixon
-Rock city
-Barbarroja y el cerebro pirata
-El artefacto
-Descenso a Centauri
-Variación nº4070 sobre "el" tema
-El empalmado loco

Casi todas las historias fueron publicadas originalmente en las revistas Pilote y Métal Hurlant entre 1972 y 1978. Muchas de ellas ya habían sido publicadas bajo otro nombre en otras recopilaciones, pero no venía mal ya una reedición.

Aunque estas historias varían en cuanto a calidad, en su gran mayoría poseen una belleza estética maravillosa. Y varias de ellas que resultan excelentes: Como el viaje onírico en caída libre de Absoluten Blindaden, o ese nosequé retro-erótico que desprende Tarta de manzana, Rock city y su silencio posee cierto poso de alienación y 1984, o El empalmado loco que es la historia más larga del álbum y que combina dos narraciones paralelas: la de la transformación monstruosa de un hombre en huevo y la del empalmado, un hombre que sufre priapismo y que se ve involucrado en una especie de secreto complot lleno de simbólicos asuntos eróticos.

Las historias que menos me convencen son las que tienen tono de humor, aún así me gustan porque se leen con agrado y uno, inevitablemente no puede dejar de sentir amor ante los magníficos dibujos y mundos que crea ante nosotros Moebius.