La cocina (1957) es la obra más conocida de Wesker, aunque también es destacable su triología Sopa de Pollo y Cebada (1958), Raíces (1959), y Hablo de Jerusalen (1960); donde describe la evolución política de una familia judía. La cocina, se basa en las experiencias del propio Wesker como cocinero en un restaurante de París, para así dar del mundo una imagen más directa. El autor diría al respecto:
El mundo pudo haber sido un escenario para Shakespeare; para mí es una cocina: donde los hombres van y vienen y no pueden quedarse el tiempo suficiente para comprenderse, y donde las amistades, amores y enemistades se olvidan tan pronto como se realizan.En éste mundo del que habló Wesker, un mundo que cabía dentro de una cocina, tenía la estructura básica de la sociedad: La presión a las clases trabajadoras y, por ende, la animadversión hacia aquellos que les explotaban. El frenético ritmo de producción en la hora punta del día, a la hora de la comida, es similar al rendimiento industrial, donde importa el número obtenido de producto y menos la calidad de éste. La obra nos describe un día dentro de una cocina, desde su apertura y encendido de fogones hasta las horas donde se sirven las cenas al final de la jornada. Al autor le interesaba más contar la verdad que la realidad. Lo importante para él es que hubiese alguien capaz de decir la verdad. En éste caso es Peter, el protagonista de la historia, un inmigrante alemán quien alza su voz en forma de acto de rebeldía. Un aviso que el mismo encargado es incapaz de comprender porque "Les doy trabajo, les pago bien ¿No? Comen lo que quieren, ¿No es cierto? No sé qué otra cosa puedo dar a un hombre: Trabaja, come y yo le doy dinero. La vida es eso ¿No? No he cometido ningún error ¿Verdad? Vivo en el mundo que debo vivir ¿No es cierto?".
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