Moby Dick siempre había estado ahí, esperando. No había momento oportuno para comenzar su lectura. El libro iba acumulando polvo y meses sobre sus lomos. Llosef ya me había recomendado su lectura inmediata, y me había insistido y puesto en alerta sobre la urgencia de reparar ese error contínuo que suponía la no lectura de este clásico. Pues bien fué, durante Abril de éste año cuando, medio en broma medio en serio, Llosef me propuso lo siguiente: "Si te empiezas a leer Moby Dick yo me leo la triología de Gormenghast". Y así fué.
El barbudo de Herman Melville, afamado por las cachalóticas proporciones de su barba, nació en Nueva York, y fué gran amigo del escritor Nathaniel Hawthorne (figura clave en los orígenes de la literatura estadounidense). Las primeras novelas de Melville recogieron su experiencia en viajes alrededor del mundo como marino (Typee, Mardi...), y tras ellas comenzaría a decantarse por un estilo más filosófico o metafísico: Moby Dick (1851), o Pierre o las ambigüedades (1852), que no tuvieron mucha aceptación en su época. También escribió cuentos importantes como el impresionante Bartebly el escribiente o Benito Cereno (ambos publicados en 1856).
Situémonos. Un año antes de la publicación de Moby Dick (1851), Hawthorne publicó la simbólica y alegórica "La letra escarlata" y en Inglaterra Charles Dickens su semi-autobiográfica "David Copperfield". En esa misma década se publicaron clásicos como "La cabaña del tío Tom" (1852) de Harriet Beecher Stowe, "Madame Bovary" (1857) de Flaubert o "La mujer de blanco" (1860) de Wilkie Collins. Ante todo, Moby Dick, es una de las obras más ambiciosas jamás escritas. Y como consecuencia de ello, a mi modo de ver, su lectura es una experiencia totalmente agotadora. No es sólo una novela, pues una novela cuenta una historia del tipo: presentación, nudo y desenlace; y aunque en la novela también aparezca una trama con forma de tríada, considerar Moby Dick como sólo una historia sería quedarnos a las puertas de una enorme mansión llena de habitaciones. Através de la estructura de la narración, Melville nos hace partícipes de su propia obsesión: escribir una obra absoluta, monográfica y rigurosísima sobre la caza de la ballena. Para ello comienza con una extensa colección de citas que hacen referencia a ese gran cetáceo: desde la Biblia, pasando por, Plutarco, El paraíso Perdido, o Shakespeare, hasta manuales y diarios de marineros.
La obra se inicia presentando al narrador: "Llamadme Ismael" y através de 135 capítulos y un epílogo, se nos sumerge primero en Nantucket (La tierra lejana), isla de Massachusetts, y desde allí en el Pequod, el barco ballenero. El viaje o búsqueda que se realiza por parte de su capitán Ahab, no es una búsqueda cualquiera: su significado tiene que ver más con el orgullo y la venganza (el hybris griego que destruye la armonía), con la monomanía, el solipsismo, con el grado de obsesión, su único sentido de vida es dar caza a la gigantesca ballena albina que le arrebatase la pierna tiempo ha. El simbolismo de este planteamiento tiene muchas vertientes: Ahab, nombre bíblico de un rey malvado y enemigo de los profetas, comienza una búsqueda cuyo objeto inspira tanto admiración como terror. La rara blancura de la ballena, que implica pureza, pero también anormalidad, extrañeza, y espanto, implica algo tanto divino como demoníaco. Puede tener implicaciones de una búsqueda mucho más allá que la puramente material: la búsqueda mística del Dios cristiano. Como a la ballena, a la que todos temen, Dios inspira tanto terror como amor. Además, el Pequod se convierte en una especie de arca de Noé, que lleva en su seno la más rica colección de razas del mundo entero. Es pués Ahab, el maquiavélico rey, el que lleva a la humanidad hacia el desastre de retar al mismísimo Dios. Y como dijera Esquilo en "Los Persas": Pues al florecer hybris el fruto es la ceguera, cuya cosecha es rica en lágrimas (...) Zeus castiga con la venganza a la soberbia excesiva y exige cuentas extrictas. De éste modo la venganza de Ahab se convierte en algo mucho mayor que un simple nivel personal: se va tildando de lo universal.
Melville, con un pulso lento y firme, con una prosa poética deliciosa, va dibujando la médula de Moby Dick. Y mientras lo hace, nos va explicando las vicisitudes del marinero ballenero, y va intrincando una especie de ensayo sobre la ballena y su pesca: su fisionomía, los tipos de ballenas que se conocen, su clasificación, el envasado de su aceite; que se va convirtiendo, con el paso de las páginas, en una apología hacia el trabajo bien hecho. Todo ello sazonado con referencias multitudinarias hacia los libros de la Biblia y guiños hacia Shakespeare. Precisamente fué esta parte la que más dura se me hizo, pues parecíanse a las páginas arrancadas de una enciclopedia antigüa, que, a mi modo de ver, rompían la fluidez de la historia. Aún así, tras la lectura completa, precisamente esas páginas dan una visión del libro mucho más orgánica y precisa, dándole una robustez tremenda, y tal vez aún más sentido a la obra.
Otras referencias anteriores a Herman Melville:
- Bartebly, el escribiente.
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12 comentarios:
Yo leí Moby Dick hace unos años, pero me temo que hice una lectura superficial (era muy joven... :) ) y desde hace tiempo estoy intentando una relectura. De hecho aún tengo un marcapáginas en el capítulo en el que Ismael sale de la taberna tras su primera noche con Queequeg
A mi me ha costado bastante esfuerzo y tiempo leer Moby Dick. Su ritmo lento y pausado, junto con los fragmentos enciclopédicos donde Melville recopila datos sobre la ballena, se me hicieron algo cuesta arriba. De hecho, el libro estuvo dando vueltas (también con señalador) por mi casa sin que lo tocase durante largas temporadas. Pero algo en mí pujaba para acabarlo, siempre lo tuve en un rincón de la cabeza. Merece mucho la pena hacer el esfuerzo por acabarla, tiene partes realmente deliciosas, así que te animo.
Yo supongo que si lo hubiese comenzado a leer de joven, lo hubiera apartado de mi lado. No creo que hubiese aguantado las disquisiciones del bueno de Melville. :D
Un saludo.
Cada vez estoy más convencido de que lo que me leí hace muchos años debió de ser una adaptación que quizá se saltase ciertas partes sobre la caza de la ballena. Porque no recuerdo que se me hiciera demasiado pesado (ni tampoco entendí demasiada simbología, claro xD). Buscaré un día la edición de tus libros Anaya, que es la que leí, a ver cómo es.
Del libro en sí recuerdo poquísimas cosas más allá de un par de imágenes mentales, y también lleva un tiempo rondándome la cabeza el leérmelo. Tarde o temprano caerá, aunque tengo alguna que otra lectura mastodóntica más esperándome pendiente...
La edición que yo leí es una traducida por Jose María Valverde. Con anotaciones bastante interesantes. La mayoría de los nombres de los personajes y nombres que aparecen en el libro tienen significancia bíblica, y con las anotaciones y comentarios del traductor puedes ir siguiendo un poco la pista "simbólica" de Melville, aunque en general resulta bastante evidente.
Es un libro magnífico! Superó con creces mis expectativas.
Acá pueden encontrar algunos fragmentos :
http://plasmados.blogspot.com/2007/03/libro-recomendado-marzo-2007.html
lo de GAM me mató de la risa :-)
Muy buena tu selección de fragmentos, Victoria.
Y sí, lo del GAM a mí también me hizo gracia ¿Quien iba a imaginar que hubiese reglas sociales también en el mar?
Un saludo.
¡Excelente comentario, señor Pesanervios!
Adelanto que el mío sobre Titus no estará a la altura del suyo sobre Moby Dick, pero cumplí mi parte del trato.
Un abrazo:
Llosef
Llosef, permíteme dudar sobre eso que dices: Tus comentarios siempre siempre siempre están a la altura.
Y gracias por haberme "chantajeado" para leerme este gigantesco libro.
Un abrazo.
Hmmmmm.
Estadísticamente es imposible que todos las opiniones anteriores vengan de lectores que se han leido el libro COMPLETO. Incluso dudo que el señor Pesanervios no haya caido en la tentación de leer diagonalmente.
Pero como uno ante todo es bien pensado y bondadoso, supondré que es cierto tal improbable hecho. (Del señor Josef me lo creo, pues es hombre de cultura veraz)
En fin, supongamos también que yo lo he leido.
Es ese tipo de libro en el que uno se encona cuando tiene 15 años y algún tito benévolo (siempre con hijos suspendedores natos) te lo regala en algún desgraciado cumple.
Cuando yo no leía más que tebeos, por alguna extraña razón mi familia me consideraba un Lector Voraz, de resultas de lo cual me caían varios Moby Dicks, Toms Sawyer, Robin Hood, y en fin, esos libros de tapas gordas, hojas que amarillean por minutos y letra minúscula.
Me los leí más o menos todos por obligación, más con Moby, uffff, Dios, qué tochaco más gordo!!!!
Muchos años después lo leí y me encantó. Pasa como con La Divina Comedia, todo quisqui lo ha leido y es de cultos el reconocerlo públicamente. Ambos son maravillosos, pero como con el Quijote creo que hay que tener cierta experiencia a la hora de enfrentarse a él.
Es en el fondo una tragedia clásica modernizada, especialmente porque el centro de la narración es ciertamente la Hybris. El desgraciado Ahab, prendado de orgullo egótico se obsesiona por destruir aquello que por su misma naturaleza no se puede matar.
Para los griegos el cometer hybris implicaba de suyo la reacción del cosmos en términos de presentarte un Némesis, el Enemigo Personal por antonomasia, destinado a borrar del mapa esas ganas desmedidas de ser más de lo que se es. Pero al mismo tiempo en la novela siempre he creido que la ballena funciona como un némesis especular, como el cuadro de Dorian, una fuerza de oposición sobrehumana que crece en proporción directa con la desmedida.
Un libro cojonudo, sí señor.
Y una meritoria entrada, incluso aún cuando no hayas leido el libro.
Como yo.
Jejejeje
Jejeje.
Creo entrever bajo sus letras, señor Knut, a cierto estadístico escéptico afamado. Me gusta, me gusta.
Le diré que por leer, me leí hasta las citas del principio del libro, y que por leer, me leí hasta la introducción que Carlos Fuentes hacía de la narración en mi edición. ¿Tentación de leérmelo diagonalmente? ¡Claro! Por supuesto, es agotador leer los extensos párrafos que Melville despliega. Pero una cosa es estar tentado, y otra bien distinta caer en la tentación. Llevaba desde Abril de este año luchando contra ese paradigma, pero para eso prefiero dejar el libro en una esquina y olvidarme de él.
La fe, querido Knut, es lo que tiene: es como el escepticismo.
Un saludo!
Jejejeje
Es cierto, cierto, aún no he conocido a un escéptico que haga honor al título y no tenga una fe indefinible pero absoluta.
No prestes atención a mi socarrona mala leche, llevo un tiempo queriendo hacer una entrada sobre los libros que no he leido (no más de 10 páginas, por ejemplo) pero del que he aparentado saber un montón de veces. Durante años MD fue el caso, juas juas juas, o La montaña mágica o Proust o El Ulises, ya sabes.
Es que además he empezado a dudar de haber leido muchos de los que estaba convencido hasta hace nada que había leído. Tan grande es el poder de una adicción bien llevada durante décadas.
Aparentar es más cómodo y agradable que el ir buscando a la gente que catetamente escribe "a grosso modo" mostrando una incultura profunda al respecto el latin, esa gran lengua apestosamente muerta, poniendo una "a" que viene incluida de suyo en el "grosso modo" Cuando a De Prada se le escapa algo de esto disfruto como un cerdo. Aún cuando lo único que sé de latin es justamente eso.
Llegará un momento en que aparentandome a mi mismo acabaré por ser otro.
Mientras todos creais que sigo siendo culto, no pasa nada.
Jejeje
Salud, compi, y un monton de abrazos junto a cervezas virtuales a tutiplen!!!
"Es que además he empezado a dudar de haber leido muchos de los que estaba convencido hasta hace nada que había leído. Tan grande es el poder de una adicción bien llevada durante décadas."
yo con este knut me parto, de verdad :D
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