En realidad Alfred Leopold Isidor Kubin, o Kubin a secas, es hoy en día más conocido por sus oníricas ilustraciones expresionistas que por su trabajo como escritor. Todo ello a pesar de que su novela "La otra parte" (1909) es considerada como una de las mejores novelas fantásticas de todos los tiempos. Kubin nacería en Bohemia (1877), parte del entonces imperio Austrohúngaro y estudiaría arte y fotografía. Sus dibujos fueron influencia decisiva para el cine de Murnau, y por tanto para el expresionismo cinematográfico alemán. Kubin además fué amigo de Kafka, y no sorprende leyendo "La otra parte", la cual tiene algunos elementos muy parecidos a las obras de éste.
"La otra parte" es un libro que tras su lectura deja un recuerdo realmente extraño. Las 51 ilustraciones que lo acompañan (muchas veces bosquejos rápidos) ayudan a este sentido de la extrañeza. Tiene algo de sueño y pesadilla, y la sensación claustrofóbica, gris y melancólica que va dejando a su paso es inenarrable: Sería algo así como una distopía emplazada a principios de siglo XX y en una región oriental. La historia cuenta cómo un dibujante alemán (tal vez el alter ego del propio Kubin) es contactado por un antiguo compañero del colegio para que se reúna con él en su país-experimento. Su amigo, un tal Patera, ha fundado un país al margen del mundo: El Reino de los Sueños. Una extensión de tierra rodeada por un enorme muro, cuya entrada sólo es posible mediante la invitación de Patera. Lo más emocionante del libro es la descripción que Kubin va tejiendo de ese extraño lugar, cuya capital se denomina Perla. Una ilustración opresiva, oscura y decadente de la propia humanidad. En Perla no se permite absolutamente nada moderno, ni siquiera la tecnología, todo en esa inventada sociedad es viejo y antiguo. Algunos pasajes de la novela recuerdan vívamente a "El Castillo" de Kafka, sobre todo cuando el protagonista intenta una y otra vez, sin éxito, entrevistarse con Patera en el Palacio y toda la burocracia se lo impide.
Diferenciaría dos partes muy distintas en la novela. La primera iría desde donde el protagonista viaja al Reino de los Sueños y va conociendo poco a poco sus pequeños y grandes secretos. La segunda abarcaría la destrucción y desaparición de Perla, que coincide con la llegada a la ciudad de un tal Hércules Bell, un americano que intenta hacerse con el poder. La primera parte yo la tildaría de embriagadora y lúcida. Un festín fantástico de creatividad e imaginación. La segunda parte se me hizo pesada y dura de leer. De alguna manera la descomposición del Reino de los Sueños supone una especie de trauma, de agonía dilatada, el lector queda en tierra de nadie, observando la extrañeza que supone la surreal deconstrucción y lentísima muerte de Perla. La pseudomonarquía que antes imperaba en el reino, bajo la influencia de ese misterioso (e invisible o autómata) personaje de Patera, se transforma en pura anarquía de la propia naturaleza: locura, orgía, violencia... Lo cual parece estar escrito como a trompicones fragmentarios, sin la sucesión narrativa que existía en la primera parte.
Además de Kafka, leyendo el libro es inevitable que el nombre de E.T.A. Hoffmann no nos venga a la cabeza. Hesse citó en alguna ocasión ésta novela como una especie híbrida entre Meyrink, Poe y Kafka.
martes, 30 de diciembre de 2008
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1 comentario:
gracias no conosco personas interesadas en Alfred Kubin y por eso me a costado trabajo encontrar cosas sobre él aunque sus dibujos me atrapan y me emocionan demaciado quisiera leer el libro. También he visitado al blog desde la otra parte el cual me gusto mucho y quisiera que siguieran públicando
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