domingo, 12 de julio de 2009

Crímenes célebres; de Alejandro Dumas -Padre- (1839-1840)

Alejandro Dumas, el padre no el hijo, aquel francés famoso autor de "Los tres Mosqueteros" (1844) , "El conde de Montecristo" (1845) o "El tulipán negro" (1850), escribió entre 1839 y 1840 una serie de dramatizaciones basadas en hechos históricos a los que dió título de Crímenes Célebres. En ellos describía con sumo y gustoso detalle los pormenores de varios crímenes perpetrados a lo largo de la historia europea.

En el volúmen que he podido leer recientemente: "Crímenes célebres" de la colección gótica de la editorial Valdemar, pueden encontrarse sólo tres de éstos relatos. Quedaron fuera de la selección otros como: Los Borgia, Carlos Luis Sands, María Estuardo, El mariscal Murat o Los Cenci. Los relatos elegidos fueron: La marquesa de Brinvilliers, Urbano Grandier y Vaninka. Habría que preguntarse por qué estos relatos fueron incluídos dentro de una colección gótica, cuando ni contenido ni estilo ni autor pertenecen al género. A ese respecto diría que simplemente por el hecho de poder leer pasajes tan intensa y brutalmente narrados como los del suplicio y las torturas de La Marquesa de Brinvilliers o Urbano Grandier ya merece, por sumo derecho, estar en esta colección, aún sin formar parte de éste género.

De los tres relatos me quedaría, sin duda, con los dos primeros; los ya citados La marquesa de Brinvilliers y Urbano Grandier. El primero nos describe las andanzas de La marquesa y su amado, y cómo éstos van experimentando la ciencia del veneno en todo aquel desdichado que se fuese cruzando en su camino de vanidad y poder. El relato cuenta con sumo y excesivo detalle el camino hacia la redención y suplicio de la Marquesa. El segundo relata la historia del sacerdote Urbano Grandier, de cómo era envidiado por parte de la iglesia y de cómo algunos sacerdotes se las ingeniaron, con la ayuda del cardenal Richelieu, para quitárselo de enmedio urdiendo un maquiavélico plan que incluía el exorcismo de varias monjas supuestamente influidas por la magia de Grandier. Resulta sobrecogedor leer las torturas y los suplicios a los que fué condenado, así como su terrible muerte. Los criminales en este caso fueron precisamente los jueces.

Vaninka, el último de los relatos incluidos en el volumen, relata cómo el orgullo excelso de una mujer rusa le lleva a cometer el crimen, primero sin querer, y después a propósito para tapar su error.

Para acabar simplemente decir que resulta interesante leer estos elaborados relatos, aunque hay que apuntar que resulta tedioso ver como Dumas los inflaba de páginas contando detalles que no tienen excesiva relevancia y resultan harto aburridos. A pesar de ello es súmamente embriagador leer estas truculentas historias hoy en día, sobretodo sabiendo que en ellas hay mucho de cierto.

3 comentarios:

padawan dijo...

Yo también estoy ahora mismo con una lectura sobre crímenes famosos: El asesinato considerado como una de las bellas artes, de Thomas de Quincey. No describe los crímenes con detalle, si no que va repasando un montón por encima, pero me encanta el sentido del humor negrísimo de ese hombre

Pesanervios dijo...

Los ensayos de De Quincey son recomendabilísimos. Una exquisitez. Ese que comentas aún no lo he leído, pero no faltan ganas, no.

A este hombre le gustaban realmente las experiencias extremas, su "Confesiones de un inglés comedor de opio" es una maravilla. Te lo recomiendo, aunque es más autobiografía, pero eso sí, escrita con desbordante delirio, sobre todo las partes en las que describe sus sueños de opio.

padawan dijo...

El del comedor de opio lo leí, fue el primero que cayó en mis manos. De momento, este de los asesinatos me está gustando más :)