martes, 11 de agosto de 2009

La mandrágora (Alraune); de H. H. Ewers (1911)

Hanns Heinz Ewers. Este alemán al que le gustaba tanto viajar como juguetear con lo oculto; amigo de Aleister Crowley, ensayista, poeta, guionista; escribió algunos relatos que le hicieron formar parte en la moderna concepción del género fantástico y de terror. Entre sus escritos los más valorados fueron: El aprendiz de brujo (1910), Alraune (1911) y Vampyr (1921) que conforman una especie de triología, cuyo protagonista o voz era Frank Braun, cuyas características y mirada nietszcheana tenían mucho del propio Ewers.

Aún perteneciendo a una pseudotriología, Alraune o La mandrágora, tiene entidad propia, y no se necesita leer El aprendiz de brujo para seguir la historia.

El germen de la historia nace en las leyendas entorno a la raiz de la mandrágora, cuyas bifurcaciones siempre se ha dicho que tienen forma humana. Desde tiempos inmemoriales este parecido ha sido suficiente para atrubuir a la mandrágora propiedades mágicas: magos y brujas las han usado como elemento venerado o ingrediente de pociones.

Ewers parte de esta fantástica percepción y crea una nueva leyenda. Su alter ego, Frank Braun, escucha que la mandrágora, según el mito alemán, nace de la tierra donde cae el último semen de un ahorcado. Por lo tanto imagina si tal vez fuera posible crear una mandrágora humana si en vez de tierra se usa una mujer: una mujer especialmente seleccionada: libertina, fogosa, sería el mejor abono para una creación tal. Así, elige a un vil asesino que va a ser condenado y a una prostituta sensual. De éste modo, y a la manera de un Frankenstein retorcido y fantástico, Frank Braun idea a la Mandrágora. Y su tío la crea siguiendo sus preceptos. De este modo Ewers, sólo con la idea, crea uno de los mitos más espectaculares de la literatura fantástica. Una niña malvada, que juega con su etérea manera de atraer tanto a mujeres y hombres, como un titiritero juega con sus marionetas.

Si Frankenstein creó un ser humano de la nada, robando el fuego secreto de los dioses, Frank Braun crea una leyenda fantástica haciéndola real, tal vez robando el fuego secreto de la imaginación humana.

Lo menos interesante es la historia que sobreviene. Alraune y sus malvados actos, así como su final, interesa menos que su creación.

2 comentarios:

Llosef dijo...

La leí hace tiempo inmemorial. No recuerdo nada de la historia, así que mucho no debió llegarme... Sí recuerdo que, como comentas, tiene un inicio brillante y que promete, pero que se va desinflando un tanto según avanza la trama.

De todas formas, me apetecería releerla. Es que hace nada he conseguido la película (vaya, ahora no recuerdo qué versión, pero creo que es la de Richard Oswald de 1930; hay varias adaptaciones, y todas con una pinta güenísima; busca Alraune por la IMDB...) y por hacer un completillo, jejeje.

Abrazos alrauneros!!!

Pesanervios dijo...

Mmm... afán de completismo, sí, sí. La verdad es que sabía que había adaptaciones al cine de Alraune, pero supongo que como la historia me dejó un poco que ni fú ni fá... Pero lo haré, lo haré.

Hay una de 1918 ¡De Michael Curtiz! Bueno veré alguna, ahora que estoy repasando títulos antiguos de la Universal y de la Hammer me vendrá bien.

¡Abracetes!