domingo, 22 de noviembre de 2009

Franny y Zooey: de J.D. Salinger (1961)

Salinger es generalmente conocido por su El guardián entre el centeno (1951), obra que directamente le catapultó al culto y estrellato literario. También es conocido por el obsesivo (y en parte comprensivo) celo que tiene respecto a su vida privada.

Este pequeño librito se sitúa entre los de la llamada "saga" de los Glass, historias que, de manera fragmentaria, van mostrando las vicisitudes de los integrantes de la familia Glass. Esta saga estaría conformada, además, por: El relato "Un día perfecto para el pez banana" incluído en Nueve cuentos (1948); Levantad, carpinteros, la viga del tejado; y Seymour: una introducción (ambos de 1963), y Hapworth 16, 1926 (1965).

En todas estas historias se nos van mostrando los pensamientos y sentimientos, en determinados momentos, de la vida de varios integrantes de la familia y, en su mayoría, narradas desde el punto de vista de Buddy Glass.

Hasta ahora no había leído ninguna historia de ésta saga, también debo apuntar que no creo que vuelva a ella en el futuro. De hecho, de Salinger, hasta el momento, sólo había leído El guardián entre el centeno, y hace ya bastante tiempo de aquello. La impresión general, a pesar de haberlo leído hace ya unos cuantos días, no está muy formada, aunque no es muy buena que digamos. El librito está compuesto por dos relatos complementarios, el primero relata un momento puntual, donde la más pequeña de los Glass, Franny, sufre una pequeña crisis. El segundo de los relatos describe una larga conversación entre, primero, la madre de los Glass y Zooey, y después entre Zooey y Franny. Llama la atención el maravilloso dominio de Salinger para los diálogos, los cuales absorben totalmente al lector en el clima de intensidad situacional de los personajes. En especial es realmente memorable la conversación entre la madre y Zooey en el baño. Salinger es capaz de rodear esos diálogos con detalles que dibujan la situación de un realismo fastuoso.

Es agradable leer ambos relatos. Diría que la crisis de Franny es una crisis espiritual de realidad en la adolescencia. Franny descubre que la vida está rodeada de hipocresía y falsos rostros, y se agarra al misticismo para intentar escapar del absurdo fariseísmo. Zooey intenta hacer que Franny se sienta mejor con una larga conversación, y logra su consuelo. Oh, asquerosa mística superflua. Oh, maldita cita de otras cosas para apoyar poco peso.

Ejem. Diría que simplemente es agradable de leer y punto. Hay mil millones de libros mejores y más interesantes que aún no he leído. Ni más ni menos. Hay cierto tufillo moralista, religioso, teológico, que no me acaba de convencer. Además la pose de Salinger, oh ese gran escritor, oh ese escritor de culto, oh ese intocable, oh, oh, oh, no puedo soportar cuando un escritor juega a posar para sí mismo. Me da cierto asco. De alguna manera con éste libro me ha ocurrido algo parecido a lo que me ocurrió con El "vanagloriado" guardián entre el centeno: había muchas palabras y muy bien puestas, unas detrás de otras y todo, pero no me llevaban a ningún sitio en concreto. Había un autor ahí, sí, pero no había nada grande que contar, no había nada memorable. Tan sólo anécdota literaria.

2 comentarios:

Peter Sinclair dijo...

Pues a mí sí que me gustó bastante, aunque reconozco que al final sí te queda un poco esa sensación que mencionas de "y todo esto para qué?", tanta charla, tanto pseudotodo, para no dejar nada en claro. Lo que pasa que esa asombrosa capacidad para los diálogos, ese realismo tan bien representado, y ciertos párrafos y reflexiones lo hicieron bastante atractivo para mí.

Había leído "el guardián entre el centeno" hace 13 años. Me dejaron este el año pasado y me lancé a por "Nueve cuentos", que sí que es memorable (el del centeno me parece más, por lo que recuerdo, una muestra de "estar en el momento y el sitio adecuado", mitificaciones secundarias, etc, al estilo de En la carretera, Bukowski u otros), sobre todo por lo que no cuenta, porque en esos relatos lo importante está en pequeñísimos gestos, en cosas apenas mencionadas, pero que resultan en unos cuentos grandiosos.

Pesanervios dijo...

Apunto esos nueve cuentos, aunque la experiencia que he tenido de Salinger no me ha llenado demasiado. "El guardián", cuando lo leí, me pareció una obra totalmente sobrevalorada.

Me decidí a leer "Franny y Zoey" por una encendida fascinación por parte de un compañero de trabajo, que me lo recomendó de manera fastuosa. Y la verdad es que esa vena mística no me dijo mucho, lo que verdaderamente me gustó es ese ambiente que logra en sus diálogos, algunos de ellos fantásticos. Pero... no me parece suficiente.