lunes, 21 de julio de 2008

Agujero negro; de Charles Burns

Charles Burns es ilustrador y dibujante de comics americano. Ha colaborado en la revista RAW de Art Spiegelman, y realizando dibujos para campañas publicitarias, o portadas de revistas y discos. Pero su trabajo más importante ha sido como creador de comics: además de historias cortas como El Borbah (1999), Big Baby (2000) y Deep Skin (2001), creó por entregas la que es su obra más conocida hasta la fecha: Agujero Negro, que publicó de 1993 a 2004, y que sería galardonada con el Harvey de novela gráfica al publicarse de manera integral.

El dibujo de Burns está basado en un meticuloso trazo de grandes contrastes en blanco y negro, y sus historias suelen ser raras y un poco espeluznantes: Porque, tal vez, su mirada da de lleno en el lado oscuro de la humanidad. No lo iba a ser menos en Agujero Negro, donde nos cuenta una extraña historia de terror sobre varios adolescentes que, tras ser contagiados por un bacilo, comienzan a presentar malformaciones físicas de distinta índole en cada uno: A unos le salen protuberancias, granos gigantescos, a otros cola, otros cambian de piel, e incluso a algunos le sale una boca adicional en la garganta. El bacilo es transmitido de unos a otros de manera muy similar a las enfermedades de transmisión sexual. Los infectados se refugian en un bosque cercano a la ciudad (el hoyo o agujero negro), escondiéndose de miradas y rumores. Todo en la historia parece apuntar hacia una gran alegoría de la adolescencia: El miedo al cambio y a lo desconocido, las dudas, el amor, la exclusión social, la iniciación al sexo, las drogas, y esa pulsión inevitable hacia la huída. El agujero negro, el título, parece ser contínua metáfora dentro de la historia: Puede ser ese hoyo en el que se esconden los mutados, puede ser la escisión en una rana, la herida en un pie, rara boca de una garganta, el sexo de una mujer, el sueño abriéndose paso sobre la realidad, el abrir una vereda en el bosque...

Se nota de manera especial la influencia de Cronemberg, con la presentación de esas malformaciones biológicas, que de alguna forma nos remueven algo por dentro, algo viejo y antiguo. Una especie de recuerdo enquistado y simiesco de la mutación ancestral. Muestra de interés y asco entremezclados.

Una lectura realmente inquietante. Muy recomendable.

2 comentarios:

Knut dijo...

Todo lo que he leído de Burn hasta ahora es cuanto menos muy bueno. a mi también me parece que tiene un aire a cronemberg, como con Daniel Clowes. Has leído por casualidad Como un guante de seda forjado en hierro?

Salud desde amsterdam!!!

Pesanervios dijo...

De Daniel Clowes solo he leído Ghost World, y no me hizo mucho tilín; pero el de Como un guante de seda forjado en hierro tiene mejor pinta. Como lo tengo por aquí será el próximo que me lea. Ya te diré.

Saludos y buen "viaje"!! jejeje.