sábado, 21 de junio de 2008

Fragmentos de la enciclopedia délfica; de Miguelanxo Prado

Segunda obra de éste maravilloso autor que he leído hasta la fecha.

Por aquella época aún se daba a conocer como Miguel Ángel Prado, y en ésta su primera y más extensa obra, toma elementos de la ciencia ficción para presentarnos, a modo de hipótesis, la posible historia de la humanidad, de forma que todo está contado desde ese futuro y de un modo fragmentario: Mediante pequeños relatos autoconclusivos que van revelando y sugiriendo esa probable evolución del género humano. La idea, dice Prado, la tomó de lo que hace Asimov en su serie de "Las Fundaciones": Los pequeños fragmentos de la Psico-historia humana, a través de los fragmentos de una enciclopedia. Y Prado imagina lo siguiente: Una enorme colección de 2618 cubos de cristal, cuya estructura atómica revela, mediante datos grabados, la historia completa de la humanidad: desde su prehistoria primigenia hasta su renqueante desaparición en los albores del universo.

"Fragmentos de la enciclopedia délfica" (1982-1984), en realidad, funciona muy bien leída tanto a modo de pequeños relatos independientes (a cada cual mejor) como un todo evocado por la sucesión de las partes. De ésta forma Miguelanxo puede centrarse en diversos puntos cada vez y, así, tocar multitud de temas: Los peligros de la experimentación cibernética en "Sensaciones", la dificultad de comunicación entre dos mundos en "Susurros" (la cual me recordó mucho a Solaris de Lem) y "Punto de partida", el despotismo político en "Arena", la hipocresía y el juego de poder en "La voz última" (la cual me llevó a pensar en aquellos simulacros de Dick), al racismo, el colonialismo y lo que provoca la percepción de diferencia en "Telmos", "Aceite", "Sangre de dioses" o ", a la gran parábola ética sobre la piedad en "Misere nobis" (que recuerda a Séneca), o a un nuevo concepto de sociología, de soledad y la pérdida de la individualidad en "Yo".

Supongo que hacer lo que hizo Miguelanxo era muy arriesgado. Primero pensarlo, pensar en en la estructura adecuada para la narración de diez mil años de historia, y luego ejecutar algo así. El gusto que deja tras su lectura es realmente sugerente. Pocos, muy pocos, pueden imaginar de forma tan convincente usando los conceptos e ideas de la más clásica ciencia ficción. Y él lo logró.

Otras reseñas anteriores sobre Miguelanxo Prado:
- Trazo de tiza

2 comentarios:

Knut dijo...

Es uno de los tebeos de la adolescencia que llevo dentro del alma y razón fundamental de mi fidelidad a este autor.

El sentido de la maravilla queda impoluto, pero a él se le añade ese pulso moral, el toque empático de Sturgeon o Simack.

Junto con Stratos una delicia de lectura, ains, recuerdo la alegría que me llevé el día que descubrí una pequeña librería, aquí en la Cuesta del Rosario, con buena parte de los albumes de Toutein que por entonces atesoraba. Uf, la de recuerdos de Corben, Altuna y tantos otros.

Snif.

Un abrazo!

Pesanervios dijo...

Sí, la verdad es que no me extraña que tengas un amor tan grande a sus comics. Este tío es muy grande.

Desde que leí Trazo de tiza quise leer más tebeos de Prado, así que ya era hora. De la biblioteca he sacado éste y De Profundis, y la verdad es que es todo un maestro. Es curioso que cites a Sturgeon, pues me ha venido varias veces a la cabeza mientras leía los Fragmentos...

Me apunto Stratos para mi próxima visita a la biblioteca ;) jejeje

Otro abrazo!