sábado, 10 de mayo de 2008

Camino a la Perdición; de Max Allan Collins y Richard Piers Rayner


Los trabajos más destacados de Max Allan Collins como guionista en el mundo del comic podrían resumirse en su participación en la tira de prensa de Dick Tracy durante deciséis años (1977 a 1993) y en el guión de Road to Perdition (1998). Después se ha dedicado a novelizar producciones cinematográficas tales como: La momia, El rey escorpión, Salvad al soldado Ryan... o capítulos de CSI... Ejem. Sin comentarios.

El título en castellano "Camino a la perdición" pierde el doble sentido que tiene en inglés: Road to Perdition. Es decir: Camino a la Perdición y camino a Perdición (lugar). Éste cómic americano está basado a su vez en el manga de Kazuo Koike Lone Wolf and Cub (Lobo Solitario y su cachorro). Allan Collins, tomando como marco el mundo de la mafia en el Chicago de los años veinte, adapta esa historia de clanes samurai cambiándolos sutilmente por las bandas de gángsters y mafiosos de Capone y Nitti. El resultado es una muy buena historia de serie negra, que retrata una historia de venganza de un padre y un hijo, con reflexiones sobre la imposible línea divisoria entre el bien y el mal en un mundo brutal que no permite concesiones.

Llama poderosamente la atención el estilo fotográfico del dibujante Piers Rayner, en cuyo pulso recae prácticamente toda la fuerza de la narración, su detallado blanco y negro se convierte en contrapunto del minimalismo verbal, y a veces casi poético, de Allan Collins. Como efecto del contraste encontramos una gran fluidez y la plasmación de escenas con altas cotas de emoción contenida. El inicio de la historia ya introduce y justifica esos contrastes en blanco y negro de Piers Rayner: "Mis recuerdos, como los sueños de algunas personas, son en blanco y negro..."

En los ojos de ese chico, Michael, que recuerda su infancia, se nos muestra el horror de descubrir con toda crudeza al padre, un padre diferente al que se había dibujado en su conciencia de niño, un padre que contradice todas las doctrinas de la iglesia que le han inculcado. Ese lastre de sangre, esa gran mancha oscura que el padre soporta sobre sus hombros, ese pecado terrible, es compartido con el hijo.

-La biblia dice "No matarás"... No quiero ir al infierno, papá-
- Ya estás en él, Michael-

La película que posteriormente se rodó, basada en éste comic, adaptó fielmente la primera parte de la historia, distanciándose en el resto. Para mi gusto no logró alcanzar el excelente ritmo narrativo y fuerza emocional del comic.

2 comentarios:

Knut dijo...

A mi también me parece un tebeo muy interesante, aunque como me pasa con Los 7 magníficos prefiero el ambiente samurai, que siempre me ha parecido más duro y despiadado que el oeste o los gansters.

Con sinceridad la película me parece de una mediocridad pasmante y todo un dolor de ver después de leer el tebeo. Porque no hay color, ni punto de comparación, todo el pulso moral de la historia, inccluso su hálito poético se traicionan por una chorrada políticamente correcta y en el fondo de un asepsia que jode tela marinera.

Un abrazo.

Pesanervios dijo...

Si, si. La película es inconcebiblemente chunga si pensamos que lo tenían todo hecho: el ambiente de Piers Rayner y lo poético de Allan Collins. Yo, afortudandamente, ví antes la película. Si no, no sé si hubiera soportado esos tijeretazos. Precisamente la parte que realmente me gustó de la peli fué la primera, que es fiel al comic. Luego... qué desastre.

En fín, todo una historia la moda esa de adaptar de forma no-hiriente (la puñetera cara amable) los comics... Terrible.