jueves, 5 de marzo de 2009

Mis circunstancias; de Lewis Trondheim

Mis circunstancias (1995) fué la primera obra autobiográfica de Lewis Trondheim. Le siguieron, y le siguen, muchas más como Desocupado o la serie Las pequeñeces de Lewis Trondheim, con La maldición del paragüas o El síndrome del prisionero. Todas ellas se ocupan de reflexionar e investigar en clave de humor sobre su propia neurosis obsesiva, su introversión y su hipocondría entre otras cosillas sin importancia.

Aparte de La mazmorra, fué con éste álbum con el que Trondheim se dió a conocer en el mundillo del cómic. El autor nos muestra su vida cotidiana en la época (1993-1994) en la que contaba con unos treinta años y en la que L'Association comenzaba a dar sus primeros pasos. Desde la curiosa perspectiva de un mundo antropomorfizado (como en casi todas sus obras), Trondheim se dibuja como un pájaro gruñón, que se dice así mismo, mientras entra al metro: "Imbécil, ¿Por qué siempre tengo que humillarme? ¿Por qué estoy de mal humor hoy? ¿Por qué tengo que reflexionar sobre todo sin importar el qué?" y así se inician "sus" circunstancias. Pronto descubrimos, a medida que vamos avanzando el álbum, que el autor es un pelín neurótico obsesivo, y que utiliza su imaginación como vía de escape para las situaciones que le resultan algo molestas. De ésta manera nos ofrece pasajes impagables: Como una en la que el simple imaginar que una historia suya fuese a tener un gran éxito le lleva a juzgarse como un megalómano culpable.

Así Trondheim relata cómo es su vida cotidiana, su trabajo como dibujante de comics en L'Association, su vida en pareja; todo ello aderezado con grandes dosis de neurosis obsesiva e introversión, y por contra de inseguridad y fustigación contínua. Pero Trondheim se propone a sí mismo, a través de las páginas, una especie de psicoanálisis y búsqueda de, no sólo el equilibrio dentro de su marejada interior, sino de las causas y posibles mejoras sobre su persona. De ahí ese monstruo, pseudo-pepito grillo de la conciencia, o esos múltiples Trondheims que el propio autor va sacándose uno a uno de dentro para enfrentarse a ellos.

Comparando "Mis circunstancias" y "Desocupado" diría que el primero es mucho más fresco y más rico en situaciones, mientras que el segundo es mucho más reflexivo, más cerebral. En el primero Trondheim divaga más por su cotidianidad y aspectos más íntimos de su forma de pensar; mientras que en "Desocupado" esa reflexión está más orientada al trabajo y a su vida como dibujante, aunque también indaga en esa neuroris existencial. Supongo que los diez años que los separan (en el primero Trondheim rondaba la treintena y en el segundo los cuarenta) dicen mucho de cómo se ha desarrollado la forma de ver la vida en el autor.

La verdad es que me ha encantado.


Otras entradas de Lewis Trondheim:

- Desocupado

1 comentario:

Knut dijo...

Ya dije que me resulta difícil ser objetivo con esta obra porque nunca me he sentido taaaan identificado en una obra como en esta. Con todas sus oscuridades, además, tengo que admitirlo.

Esa perenne culpabilidad tanto por desear lo que desea como por no tener las narices de ejecutarlo, añadiendo el agravante de ser consciente de que este conflicto estúpido es el origen de tu sempiterno estado gruñesco.

El sentimiento de culpa por estar tirando el tiempo por jugar a las consolas, más la sensación de que siempre pordrías haberlo hecho mejor... joder, es que la clava! Y esa desmedida megalomanía culpable, el recurrir continuamente de modo no consciente a la figura de la humillación, joer, me reí tanto como me estremecí. Es duro el verse tan externamente, y difícil de cuantificar por estar continuamente divagando entre extremos.

Sé que no es una Obra, tampoco lo pretende, pero con todo resulta una experiencia más que grata encontrarse ocasionalmente con este tipo de obras, o con otras del tipo de Píldoras Azules. En cierto modo creo que esto es lo que muestra que el medio ha cuajado ya realmente más allá de los tópicos que tradicionalmente ha cargado.

De hecho creo que hace tiempo que el tebeo se ha comido en calidad al cine, buena parte de la literatura y algún que otro arte convencional más.

Por cierto que el otro día en la 2 pusieron como 10 minutos de un documental que han hecho sobre Dio... estooo Moore. Qué emoción, por Dios, toooodos los pelos como escarpias. Emociona el leer en los semanales de los periódicos reseñas del tebeo en los términos en los que lo hacen. Vale, es para lo que es, pero hace 15 años me dicen esto y no lo creo.

Jejeje