sábado, 29 de marzo de 2008

Caballero de espadas; de Luis Durán

Normalmente, me gusta echar mis buenos minutos buscando entre los libros y comics de la biblioteca. De alguna forma recorrer lentamente sus pasillos, oler la vejez amontonada entre sus lomos y papel, respirar esa quietud y el silencio reverencial que lo inunda, me relaja y hace que todo lo olvide. Así, el otro día, descubrí a Luis Durán.

Luis Durán, reconocido guionista de cómics y no tan alabado dibujante, empezó a ser valorado a partir de 2001, con historias como Vanidad (2001), Atravesado por la flecha (2002) o Antoine de las tormentas (2003).

Lo que me llama la atención es que existan multitud de comentarios tildando el dibujo de Luis Durán como feista. Es cierto que, tal vez, no sea un tipo de dibujo convencional, pero de ahí a considerarlo feo me parece una exageración. Y me llama la atención porque, precisamente, lo que me movió a llevarme de la biblioteca Caballero de espadas (2005) fué el dibujo. Un hacer simplista, reduccionista, pero elaborado y muy personal. Me convenció además el comienzo de la historia: "A todos los niños que no desean regresar al nacer se les dibuja en la frente la marca de un fórceps" Muy sugerente y evocador, y más cuando ya has leído la obra entera. Tal vez sea por eso que comparan sus historias a las de Neil Gaiman.

Y lo que resumiría mi sensación tras leerlo es, precisamente eso, Evocación. El dibujo y la lírica de Luis Durán se mezclan en una sola cosa, la creación de un mundo personal y onírico en el que se mueve con la facilidad de un delfín.

Tal vez el denominador bajo el que está creada la historia es el del tiempo. De hecho el título de la obra girá entorno a la figura del caballero de espadas de la baraja española que: "es un jóven que cabalga hacia la izquierda, hacia el pasado. Al caballero de espadas el futuro le tortura y el pasado le encadena" y de alguna manera, así, reflexiona sobre los laberintos que se abren en la vida tras una elección importante. La pregunta que sugiere en el protagonista es ¿Qué hubiera ocurrido si en vez de haber elegido un violín hubiera elegido un libro de magia?

De esta manera, y através de un conglomerado de imágenes arquetípicas: manecillas de dar cuerda, manos enfrentadas, relojes con sentimientos, cerraduras y llaves, canciones infantiles... nos lleva Luis Durán por pasajes que cada uno de nosotros ya hemos recorrido; una nostalgia que conformaba nuestra niñez através de la imaginación, y esa especie de miedo hacia el futuro que suponía la elección de una vida y la tristeza por esas otras vidas que nunca viviremos.

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