lunes, 3 de marzo de 2008

Los archivos de The Spirit (1); de Will Eisner

"Los archivos" son la publicación completa, por orden cronológico, de las historietas de Spirit que creara, escribiera y dibujase Will Eisner desde 1940 hasta 1952. Hay que hacer notar que se suele hacer una distinción bastante clara entre una primera etapa, que comprendería desde 1940 hasta 1942, y una segunda desde 1945 hasta su conclusión en 1952. En el intermedio, desde 1942 hasta 1945, nuestro querido autor tuvo que cumplir con el ejército americano (en plena segunda Guerra Mundial).

Las bibliotecas, esos enormes frigoríficos repletos de golosinas de papel, suponen para mí una maravillosa fuente de alimento. Sin ellos hubiese sido imposible haberme deleitado con estos primeros volúmenes de los Archivos de Spirit, ya que cada uno de ellos cuesta el insondable precio de 35 euros. La edición de estos volúmenes es maravillosa: A todo color, tapas de cartoné, formato grande (que no excesivo), sobrecubiertas, papel e impresión de calidad, e introducciones y prólogos interesantes, que, o bien nos sumergen en el contexto en el que Eisner los creara, o presenta las reflexiones de autores que rinden pleitesía al gran baluarte y la impronta que el autor dejó en el mundo del cómic.

En el primer número de los Archivos se nos presentan las primeras historietas de Spirit publicadas (Del 2 de Junio al 29 de Diciembre de 1940). Spirit comenzó a publicarse semanalmente en las páginas dominicales de varios periódicos junto con dos historias más: Lady Luck y Mr. Mistic, conformando así un Comic-book de dieciséis páginas. Las historias de Spirit ocupaban el reducto de siete páginas autoconclusivas, y en los primeros números se nos presentaba al protagonista, así como a varios de sus personajes secundarios más importantes: El comisario Dolan (el único que conoce el secreto de Spirit), su hija Ellen (enamorada perdidamente de Spirit) y pequeño Ebony White (que se irá transformando progresivamente de taxista ocasional a lugarteniente y compañero de Spirit).

Las primeras de éstas historias difieren bastante de las impresionantes obras de arte que luego crearía Eisner. Aunque estas páginas no hay que menospreciarlas, no, ya se vislumbran maneras en ellas: Ángulos altamente creativos en la composición de algunas escenas, primeras versiones primitivas de las splash pages, humor fino y sugerente... Aún Central City es una ciudad simplona llena de gansters, donde el bacalao lo cortan los capos de la mafia, pero también crueles abogadas, malhechores aferrados al vudú, Hamlets azulados, payasos que asesinan por amor, viles científicos que crean robots malignos, hombres mono que huyen de la justicia... El rojo coche de Spirit tiene alas, y éste tiene su centro de operaciones en un cementerio abandonado. No tiene superpoderes, posee una flexibilidad sobrehumana y la virtud de estar siempre donde le necesitan. Y aunque nos recuerde un poco a una especie de Batman sin disfraz, todo está imbuído de una fantasía fresca que hoy consideraríamos de serie B.

Sí, Spirit aún era un pelín imberbe, y Eisner experimentaba poco a poco con ese personaje que no era nada más y nada menos que un marco donde ir desarrollando, mediante una gran flexibilidad creativa, las bases de lo que en el futuro sería el comic adulto. Todavía sus trazos no son del todo libres, pero todo lo suple con un gran cargamento de imaginación.

Para mí ha sido toda una gozada conocer estos orígenes de Spirit, tal y como los creara el propio Eisner: Este Midas del cómic.

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The Spirit

6 comentarios:

Knut dijo...

Hace la tira de años Norma publicó en formato comic-book la segunda época de Spirit... echando una vista atrás da cierto vértigo, porque aún cuando hoy en día las librerías están repletas de reediciones sin cuento y tesoros maravillosos, en un tiempo en que eso no ocurría, cuando se cerraban las revistas mensuales de toda la vida y se entreveía un futuro poblado de superhéroes y mangas tontos, cada mes uno podía gastarse el pastón que costaba aquella ración de 4 historias del Maestro.

Si existe un autor de lectura obligada, un Cervantes o Shakespeare del comic es sin dudarlo un segundo Eisner. No hay una sóla faceta en la que no destaque a la vez que es único e inimitable. La fisicidad de su dibujo, la maestría con la que maneja el b/n, la luz, el encuadre, sólo eso sería ya para rendirse a sus pies. Técnicamente era un Dios insuperable, pero es que a nivel humano, en cuanto narrativa... joder!!! Spirit es una serie Gigantesca en donde son más importantes los personajes secundarios, las historias mínimas en ocasiones, rocambolescas (recuerdo aquella que contaba una pistola), la infinita cantidad de recursos epatantes como el de ponerte dentro de los ojos de un asesino de modo que no sólo ves lo mismo que él sino también el gesto de su cara, su ceño...

Se me ponen los pelos como escarpias con tan sólo recordar aquella época en la que me tiraba las horas releyendo, una y otra vez, recreándome en cada trazo, cada gesto, en esas mujeres estupendas, en esos plieges de ropa, en aquellas historias tan geniales.

Para mi Dios es Moore, ya lo he dicho, pero El Más Grande es Eisner y en concreto Spirit.

Salud!

Pesanervios dijo...

Cuanta verdad.

A mi me resulta impresionante que a día de hoy nadie haya llegado a esas cotas de genialidad. Cada vez que leo alguna de sus historias de Spirit, veo a un ser libre llenando cada página. Palas y palas de buenas ideas amontonándose en cada resquicio, tanto en lo visual como en las historia relatada.

Puro arte.

Knut dijo...

Y lo que su trabajo representa hoy en día en cuanto a derechos laborales y demás. Hay que tener dos cojones para hacer lo que hizo, en el contexto.

De verdad que pocos autores me han hecho releer tanto como él, o quedarme embobado con un trazo, una mano, un pequeño gesto.

Una vez leí una charla que tubieron Eisner y Breccia con Miguelantxo Prado como traductor (entregado y emocionado no podía ser menos), es lo más cercano que puedo imaginar a tener una experiencia religiosa mística.

Esos dos Monstruos, esos dos Universos del 9 Arte, muy por encima de practicamente Todos. Joer, juntas a Tezuka y la Realidad Colapsaría de Placer, juas juas juas

En fin, dejo las babas...

Pero es que el tebeo, pese a que pase en ocasiones una jartá de años sin él, para mi es la esencia de todo cuanto me gusta. Han estado conmigo desde que recuerdo, antes de saber leer, y me es imposible enteder qué sea el arte sin esos trazos y palabras.

Ahora que me entrego a nostalgias sin cuento lo mismo vuelvo a Spirit. Siempre ha sido un placer incomparable.

Un abrazo

Pesanervios dijo...

Jajaja. Breccia, Eisner y Prado? Madre mía. La sagradísima trinidad. Así no me extraña que luego Lost Girls te parezca poco erótico. Jejeje.

Yo a Tezuka le debo unas santísimas lecturas, porque no tengo el placer de haberlo leído. Tengo por casa Adolf, que le regalé a mi chica, pero no me he puesto con él.

A mi me ocurre algo muy parecido, desde muy pequeño he tenido comics entre las pezuñas. Crecí con ellos, me aficioné al dibujo, dibujé con ellos en las retinas, estudié con ellos debajo de los libros de psicología,y sigo con ellos ahora que trabajo. Coño, para mí es igualmente literario y rico un comic de la Doom Patrol que se pregunta "¿Por qué hay algo en vez de nada?" que una novela gótica del XVIII que atacaba a la ilustración imperante mediante la fantasía. Las herramientas son distintas, pero el fin es el mismo.

Para mí descubrir a Eisner fué toda una experiencia. Emocionalmente lo equiparo a conmociones literarias parecidas al descubrimiento de autores importantes, de esos que se terminan tatuando en tu forma de concebir experiencialmente una parte de la vida. Qué se yo, en mi caso son esos que me han arrancado o impuesto heridas: Buzzati, Peake, Poe, Dick,Domenchina, Montaigne, Shakespeare, Cioran, Artaud... Y, por supuesto, dentro de ellos estarían también Byrne, Eisner, Moore, Morrison...

Un abrazo!

Knut dijo...

Comparto 100% lo que dices, juas juas, de hecho me has emocionao y todo. Yo también soñaba desde Los 4 faantasticos de Byrne, una Catedral del Sentido de la Maravilla Continua. Me gastaba todo mi dinero en el número de La espada salvaje de Conán, mientras soñaba con poder dibujar, tener el talento mínimo para poder montar historias. Recuerdo los veranos con mi amigo Manu planeando esbozos y guioines de un tebeoo que siempre se quedaba empezando, o con Agustín con quien sí terminábamos cosas (incluso publicamos en un fanzin cutre, juas) La mayor parte de laos amigos que he tenido han sabido dibujar desde bien a cojonudamente. A todos los he (os he, debería decir) ennvidiado que es cosa mala.

Cuando hace años leí el ensayo sobre el comic de Scot Mccloud en comic algo cambió dentro de mi, una especie de emoción reconocida, la confirmación de que los tebeos son un espacio trascendental donde cabemos un montón de gentes, un arte salvífico y hermoso que surge directamente de los dedos de otros e invaden el alma de los demás sanando y celebrando.

Eisner me mostró las Capacidades del medio, fue un descubrimiento de una epicidad que me resulta incomparable con ningún otro, en el cine es como si unieras de una vez 2001,, Ciudadano Kane y la humanidad de Kurosawa. ´Tezuka en otro orden supuso algo parecido. Desde mi Elitismo detestaba los dibujos simplones y redondos, caricaturescos y naif de Tezuka, pero fue leerlo, concretamente el Adolf y joer, qué capacidad narrativa, cuánta vangüardia, pero sobre todo de nuevo, esa capacidad empática universalizante de Eisner o Kurosawa, del mejor Moore y el mejor Prado, esas cumbres que me mostraron Oesterhead y Breccia (Mortcinder aún me estremece en el recuerdo)

Un abrazo.

PD: Qué grande Montaigne!!!!! Si no lo conoces te recomiendo Los esbozos pirrónicos de Sexto Empírico el Padre Espiritual de Montaigne y de todo Escéptico De Verdad de la Historia, jejeje.

Un besazo, joer, que e ¡¡me has emocionado!!!!

Pesanervios dijo...

La duda es lo mío, sí. No hay nada como leerse hoy en día los ensayos de Montaigne, a mi modo de ver son totalmente modernos ¡Y yo sin haber leído nada de su Padre Escéptico Espiritual! La hostia puta. Escepticismo pirroniano, ahí es nada. Le echaré un ojo o dos, pero por ahora me quedaré con el bueno de Montaigne y sus ensayos que, así a vista, parecen más de andar por casa. Jejeje (todos hijos de tito Pirrón).

Escribes "un arte salvífico y hermoso que surge directamente de los dedos de otros e invaden el alma de los demás sanando y celebrando" y joer, macho, qué bueno. No se puede expresar mejor lo que sentimos los que amamos los comics (o cualquier obra de arte). Qué bien haberte emocionado: sentirte así de intenso a su vez me emociona. Porque creo que es igualmente importante manifestar esa pasión que uno siente por las cosas que realmente ama y le importan. Un deber. Y apasionarse no sólo cuando algo te gusta, sino de la misma forma cabrearse con las que a uno no le dicen nada. Para mí eso es precisamente lo que da valor a esos dedos ajenos que nos sanan y celebran por dentro.

A mi, esa pasión, ese sustrato celebrado, fué lo que me llevó a dibujar, a gastar días enteros delante de papeles en blanco. Cualquiera que me conozca un poco sabe que para mí es una necesidad, una forma de expresión, para redimirme. Rindiendo cuentas a toda esa pasión que el mundo fué tatuándome por dentro, o bien para cagarme en las cosas que me duelen o me dan por culo. Siempre que hablo de estas cosas pienso en pringosas vísceras.

Juas, un placer leerte y encontrarte por aquí, maese Knut.

Y otro besazo para tí.