lunes, 10 de diciembre de 2007

Stuck Rubber Baby; de Howard Cruse

Esta es, por ahora, la más afamada obra de Howard Cruse, éste autor anteriormente reconocido en la escena comiquera gay underground, es ahora un autor grandemente reconocido en todos los ámbitos del comic, gracias, sobretodo, a ésta novela gráfica.

En ésta novela gráfica, Stuck Rubber Baby (1995), de unas doscientas páginas, convergen temas como el integracionismo racial (recordando al ku klux klan), la dura política sureña americana (recordando a las banderas confederadas), y a la represión sexual. Todas ellas apuntan hacia el protagonista de la historia: Toland, un homosexual cuya estricta moralidad le impide aceptar su sexualidad real, y se esfuerza una y otra vez por convertirse en un perfecto heterosexual dándose cabezazos una y otra vez contra la realidad. Su historia viene enmarcada por la era Kennedy (años en los que se luchaba por los derechos civiles en el sur de los estados unidos, aún retrógrados), y una familia que le ha inculcado una educación conservadora (La imperante entre las familias blancas del sur). La historia está tan bien estructurada que da una seria impresión artificiosa. Como si nos contasen un cuento tan tan tan moralista y con tanto afán concienciador que perdiese fuelle en el camino. Además, Toland, me parece un personaje insulso y vacío al que he llegado a odiar profundamente en la lectura del comic. El personaje simplemente se va dejando llevar por los acontecimientos que van sucediéndose, como mero espectador de su propia vida. ¡Es horrible! Poco a poco se ha ido convirtiendo en un ser detestable, página a página, y me he descubierto en unas cuantas ocasiones con el “será estúpido” en los labios. Incluso los pasajes que deberían tener una gran carga emocional (atentados, asesinatos, revelaciones escandalosas) quedan un tanto insulsos e incluso rozan el patetismo. Psicológicamente los rasgos de los personajes, hablando de forma muy general, me parecen planos, y pensando en ello creo que en ésta sensación ayuda mucho el hecho de que los dibujos (eso sí muy meticulosos) abunden en la simpleza de los gestos y rasgos faciales, siendo cada viñeta una especie de fotocopia de la anterior.

En fin, una novela gráfica escrita y dibujada de forma burda. Una pena. Aún así ésta novela ganó un Eisner y un Harvey (1995). En fin, peores cosas he leído, pero…

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