Éste anticuario de Kent, condado al sureste de Londres, fué bibliófilo, medievalista, lingüista y un gran estudioso de la Biblia. Además, era aficionado a la arqueología, la paleografía, al arte eclesiástico, a las traducciones y ensayos, y a las antigüedades. Y por si fuera poco, llegó a ser director y vicedirector del "Eton college" y el "King's college" de Cambridge. Con éste historial resulta hasta divertido que su fama haya llegado hasta nosotros por uno de sus hobbies más "banales": escribir cuentos de fantasmas.
Personalmente, me maravilla la precisión barroca con la que contaba James para describir con palabras exactas esos parajes de la Inglaterra rural de finales del XIX y principios de siglo XX; parajes opresivos que están preñados de secretos y extrañas historias que, poco a poco, el autor va desgranando con pulso firme, haciéndonos sentir cierto crescendo tensional hasta llegar al desenlace final de la trama. En la mayoría de estos cuentos de fantasmas, James, hace uso de todo su bagage cultural y erudicción, vertiendo en sus historias todas sus pasiones: libros antigüos, conocimientos de arte y lingüística, catedrales, viejas iglesias, y parajes oscuros como bosques, páramos... Utilizó todos estos elementos ambientales convenientemente, aunque habitualmente aderezados con un finísimo humor, como medio para hacer llegar al lector un realismo inquietante en los relatos, y precisamente así proyectar una de las emociones esenciales de la humanidad: El miedo.
Otro de los motivos que hacen de él alguien único, es el tratamiento que dió a sus fantasmas. Éstos no fueron los clásicos fantasmas victorianos, ya muy manidos; sino que sus fantasmas tomaban formas totalmente extrañas: casi monstruosas. En palabras de Lovecraft, en su afamado ensayo El horror en la literatura, "El espectro habitual de M.R. James es delgado, enano y peludo: Una abominación perezosa e informal de la noche, a medio camino entre la bestia y el hombre... Este espectro tiene una constitución de lo más excéntrica: Un rollo de franela con ojos de araña, o una entidad invisible modelada con las ropas de una cama cuyo rostro lo forma una sábana arrugada".
En éste libro aparecen incluídos varios de los relatos más fascinantes que yo haya leído. Para ejemplo "¡Silba y acudiré!" es uno de los que mayor impronta me ha causado en mi historia como lector, sin duda. En éste caso el "objeto", pues en las historias suele haber hay un objeto protagonista, es un silbato. Otros relatos destacables (aunque la gran mayoría son fascinantes, y en realidad tendría que citarlos todos) son: "El Grabado", "El fresno", "La habitación número 13", "El señor Humphreys y su herencia"o "La casa de muñecas embrujada".
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